viernes, 23 de julio de 2010

Rompiendo ausencias

Después de 8 meses de silencio por aquí, al fin estoy de vuelta en este pequeño sitio virtual. Con la esperanza de que estas ausencias en lo sucesivo no sean tan prolongadas y que todo lo que les comparta aquí sea siempre para la mayor gloria de Dios.

 A propósito de las ausencias... en todo este tiempo que se están dando tantos acontecimientos en el mundo, creo que ausentarnos prolongadamente, a menos que sea por una causa mayor o para el desarrollo de nuestro crecimiento espiritual, personal o profesional, no es nada conveniente...


La época que vivimos no está para ausentarnos, solo basta con ver las noticias que llegan cada 5 minutos, es un bombardeo constante; algunas de ellas, por cierto son poco o nada alentadoras. Es muy triste que no abunden las noticias positivas, y es más triste que muchas veces las negativas son las únicas que con mayor fuerza los medios de comunicación resaltan, siendo algunas falsas y exageradas... Es doblemente triste cuando nos volvemos eco de éstas, como si al final de cuentas la realidad en nuestra vida cotidiana no nos mostrara lo que sucede.

Estoy de acuerdo con la difusión de información, en muchos casos es necesaria; pero siempre y cuando se haga de forma ética y veraz, y no se utilice como muchos lo están haciendo con la única intención de confundir, enfrentar, disgregar y alejar más a la gente de la fe católica. Para quien tiene fortalecida su fe en Cristo, esto no le afecta, pero a otros, les hace dudar y cuestionar la fe que no conocen bien a bien.

Pero ¿qué ha resultado con los que aún no están fortalecidos en su fe? cumplirse en muchos casos la doble o mala intención de algunos medios, atrapar incautos. Por esto para nosotros como católicos es muy importante verificar previamente las informaciones que compartimos con todos. De no hacerlo, nos podemos volver eco de algo igualmente provechoso pero también de aquello que contribuye a dichos alejamientos de nuestra fe.


Por otro lado, mucho se dice que hay personas que no tienen ni idea de la realidad que sufre la sociedad donde viven y mucho menos de lo que sufre el mundo, yo diría más bien que hay quienes se hacen los desentendidos y no afectados; pretendiendo con ello evadir la realidad y dejarle hasta sus propias responsabilidades como ciudadanos a otros.

Qué pena es ver sociedades que se están derrumbando vertiginosamente, políticos que ahora llaman correcto a lo que es extremadamente incorrecto, leyes que atentan contra los valores fundamentales de la familia, miles de niños que no tuvieron la dicha de vivir, de desarrollarse y crecer, ni en el lugar que antes era “seguro”, en el vientre de sus madres, el lugar que hoy día es el más inseguro, sólo porque fueron concebidos por error o por cualquier otra vil excusa con la que prefieran llamarle los jóvenes que son el vivo reflejo de esta decadencia mundial, sin respeto, sin principios, sin amor propio y mucho menos al prójimo, adultos con igual o peor comportamiento que éstos, religiosos que han cometido gravisimas faltas, etc…etc.
 
Con este patético panorama... realmente los medios de comunicación tienen mucha tela que cortar. Y nosotros mucho más que reflexionar, porque no olvidemos que absolutamente todos, incluyendo a los que conducen esos medios, católicos, practicantes de otras religiones, ateos o simplemente indiferentes... poco o mucho, ponemos un granito de arena para que este panorama sea así y no diferente. Tengamos siempre presente esto, sobre todo por aquello que El Señor dijo, "El que esté libre de pecado que lance la primera piedra".

Y del pecado a más de uno nos salpica el fango de su pozo...


El enemigo nos ataca a todos y por todos los flancos, en algunas oportunidades he leído y escuchado sobre esto, y hasta creo haber compartido algo en este mismo blog hace ya un tiempo, que la soberbia, la avaricia, la mentira, la rebeldia, la ambición de poder y dinero in extremus, el miedo, la desesperación, la arrogancia, la infidelidad, las falsas acusaciones, la burla, el menosprecio, etc... son formas de como el enemigo con gran astucia disfraza a el pecado, y de al menos una de estas lamentablemente no tenemos mucha carencia.


Si realmente queremos lograr grandes cambios positivos en nuestra sociedad, comencemos desde ya con nosotros mismos, no hay mejor forma ni lugar, que practicar nuestra fe verdadera, con quienes convivimos diariamente, especialmente con nuestros hijos. Exigirles a los demás lo que no somos capaces de darles, no hace convincente la fe que decimos profesar.


Ciertamente la Misericordia de El Señor es tan grande que hace de piedras, corazones, pero no por ello, descuidemos las responsabilidades que tenemos dentro de nuestros hogares, así al menos estaremos asegurándonos que un grupito no tenga el control de decidir que lo mejor para nuestros hijos y su futuro está enmarcado en la bola de leyes contra toda natura que pretenden imponernos a la fuerza, sobre todo los que somos papás, porque en gran medida de esto depende que este gris panorama que cubre nuestra sociedad y al mundo, cambie de mal para bien.

Escuchemos y ejecutemos los mensajes de advertencia de Nuestra Madre María, porque del cambio y la salvación del mundo mucho tiene que ver la familia. No toda la culpa la tiene sólo el vecino… veamos primero antes de lanzarle la piedra, quiénes somos en casa.

Cuánto más pronto rompamos con nuestras ausencias, mejor será para todos...
 
Saluti e benedizioni a tutte.